En lo que llega el anuncio de una exaltación a Cooperstown que muchos dan por
segura, pero que por experiencia él aguarda con cautela, Pedro Martínez tiene
claro cual fue el mejor momento de su carrera y también el peor.
“Todos los momentos han sido importantes, pero debo destacar el Cy Young de
1999 porque le dimos una corona del pitcheo a Dominicana por primera vez”,
consideró Martínez.
Apuntó que Juan Marichal pudo haber obtenido el codiciado premio tres o
cuatro veces, pero que en la época que brilló solo había disponible uno para
ambas ligas.
Las experiencias vividas ese año en el Juego de Estrellas, que abrió y ponchó
a cinco de los seis bateadores que enfrentó esa noche en el Fenway Park ante
leyendas como Ted Williams, la conquista de la Serie Mundial del 2004, ambas
como miembro de los Medias Rojas de Boston, y su participación con Dominicana en
el Clásico Mundial de 2009 también guardan un lugar especial en su corazón.
El semblante le cambia cuando tiene que referirse al que sin vacilar señala
como el peor: el incidente en que se vio envuelto el 11 de octubre del 2003 con
Don Zimmer, el coach de banca de los Yankees de Nueva York, luego de haber dado
un pelotazo a Karim García.
Zimmer trató de agredir a Pedro, quien reaccionó arrojándolo al suelo.
“Ni siquiera me dio tiempo a pensar con quién yo estaba tratando porque fue
una rápida reacción de defensa”, aclaró. “Hay pocas cosas en mi carrera de las
que yo me pueda arrepentir”, puntualizó durante la conferencia de prensa que la
Fundación Pedro Martínez ofreció ayer en el Hotel JW Marriot.
“En realidad, yo no me siento culpable de lo que pasó, pero sí pasó”,
relata.
Confesó que --como persona que se siente ser correcta, respetuosa de los
niños y de los mayores-- nunca pensó que el fragor y el fatigante estrés del
juego le iban a enfrentar a una persona de edad avanzada como “El Soldadito de
Plomo”.
“Lamento mucho que haya pasado todo eso, es el caso que me da más
repugnancia en lo que fue mi carrera”, subrayó.
Al ser cuestionado sobre lo que en enero próximo parece ser un inminente
anuncio de su nombre para ingresar al Salón de la Fama de Cooperstown, señala
que se siente orgulloso de su carrera, pero que ello escapa a su control.
“Mi actitud acerca de eso es que estoy seguro de lo que hice. Me siento
orgulloso de lo que hice”, afirmó Martínez, quien tuvo registro de 219-100.
2.93 de efectividad y 3 mil 154 ponches.
“Es algo que se escapa de mi alcance, eso lo voy a dejar a juicio de los que
votan”, apuntó para luego recordar que en el ¥99 no fue electo JMV porque un
periodista de Minnesota y otro de Nueva York no lo ubicaron en sus boletas entre
los primeros 20.
“Vamos a decir que fue preferencia y no racismo”, agregó Martínez que con
marca de 23-4, ERA de 2.07 y 313 bateadores abanicados secundó al receptor
boricua Iván Rodríguez en la lucha por el galardón.