Una infancia marcada por el profundo rechazo a la figura paterna, como consecuencia de los constantes abusos contra sus madres, prima entre los internos del centro de reclusión Najayo Menores. A fin de escuchar y palpar en sus propias voces la triste realidad de sus existencias, DominicanosHoy se trasladó al penal, donde dialogó con algunos de estos adolescentes privados de libertad por homicidios u otros delitos.
En 2014 un alto porcentaje de adolescentes tuvo conflictos con la ley: “Maté a mi padrastro porque golpeaba constantemente y sin compasión a mi mamá; si estuviera vivo haría lo mismo por abusar de las mujeres”, relata Willy Ismael Moreta, quien recientemente cumplió 18 años, y lleva tres en prisión.
Con ojos penetrantes, tatuajes en el muslo derecho, y fuerte tono de voz, como si se hubiese ya convertido en hombre, pese a su cara de niño, Moreta narra lo sucedido aquella noche en que segó la vida al agresor de su madre. Su lenguaje no es vulgar; pero sí estropeado por los modismos que suelen adquirirse en las calles y en la cárcel.
Su historia es semejante a la de su compañero de celda, de apenas 17 años, apodado Joselito y a quien solo le quedan cinco meses en el centro de rehabilitación: “Quiero salir para reunirme con mi familia y ser un cantante cristiano,” refiere acongojado, pero ilusionado por su salida del lugar y subraya arrepentirse de ese hecho que le marcó su vida para siempre.
Convergen las historias
Tanto Ismael Moreta como Joselito fueron víctimas de maltratos en su niñez: “De pequeño, mi padrastro me insultaba al llegar borracho”, situación que describe el segundo como peor que si lo hubiese herido con más de diez puñaladas.
La situación de ambos es solo un ejemplo de los miles que tienen lugar en el país, donde, de acuerdo a estadísticas de la Dirección Central de la Policía Judicial Especializada en Niños, Niñas y Adolescentes, en 2013 fueron apresados a 867 menores en conflicto con la ley y cuando salgan a la luz las cifras de 2014, habrá que entender aun más este gran problema que enfrenta la nación dominicana.
De acuerdo a las autoridades carcelarias, el tráfico de drogas, robo y agresión, figuran entre los principales delitos que cometen menores y adolescentes. Del total antes mencionado, 338 casos fueron por hurto, 250 por asuntos de estupefacientes, 159 por violencia, 69 por homicidios y 51 casos de violaciones sexuales.
Pese a que desde el punto de vista genético, un ser humano puede nacer con rasgos que lo hagan propenso a realizar actos impulsivos, la exposición a escenas violentas en el seno familiar constituye una de las principales causas que llevan a un menor a convertirse en antisocial.
También influyen la desintegración de la familia, drogadicción, personas relacionadas con la delincuencia y la miseria material y moral, como detonantes que pueden llevarles a cometer actos delictivos.
“Muchos pequeños que cometen crímenes nefastos sufrieron alguna especie de abuso físico de parte de los papás o en el ambiente escolar y aprendieron a obtener lo que querían recurriendo a la violencia”, señala un estudio consultado a la hora de redactar estas líneas.
Con relación al rango de edad de los menores, ha habido casos en que los imputados cuentan apenas 10 años, aunque estos no son procesados judicialmente, porque el Código del Menor no estipula enviar a los tribunales a acusados de delinquir que tengan menos de 13 años, sino a terapia psicológica que incluye a la familia.
Presidente llama a la unión familiar
El Presidente de la República, Danilo Medina, expresó recientemente su deseo de que en 2015 haya más unión en la familia. Mediante una nota enviada a los medios de comunicación, el jefe de Estado deseó al pueblo dominicano que junto al Gobierno se logre el próximo año hacer realidad la aspiración de que haya más unión, armonía, respeto y fraternidad en las familias dominicanas.
Que el Estado recupere el control que ha perdido ante la delincuencia en ese segmento poblacional, resulta imprescindible, en la medida que surge la interrogante de cuál será su futuro si en los propios centros de rehabilitación muchos custodios consideran irreversible su actitud y ven muy lejana su inserción en la sociedad.
Las cárceles están llenas de historias de quienes nacieron nobles e inocentes y nunca tomaron la decisión de ser delincuentes como opción de vida; si las circunstancias transformaron sus sueños, como ocurrió con Ismael Moreta y Joselito, todavía queda la esperanza de su salvación, ¿o no es esto lo que significa rehabilitar?