“Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante”
Hay un país en el mundo que un día tuvo la valentía de romper las cadenas y luchar por su libertad, contando tan solo con la unidad y el sueño de ser libre, pero sin dinero suficiente para comprar las herramientas necesarias que le permitirían hacerle frente a todo aquel que osara mantenerlo esclavizado. Así, con esa ilusión nace el 16 de julio 1838 la Sociedad Secreta la Trinitaria, ideada por el patricio Juan Pablo Duarte, quien en poco tiempo logró reunir a decenas de seguidores que les apoyaban en su ideal, pues cada miembro tenía la misión de reclutar tres integrantes más. Mientras se orquestaba toda la trama para liberar a un pueblo humilde y cansado de que sus derechos civiles y humanos fueran violados, Duarte pidió a su familia vender todo lo que poseían para ofrendarlo a la patria, petición que fue cumplida a cabalidad por sus parientes. Todo fue organizado para no dar lugar a los imprevistos, de esta forma, Ramón Matías Mella, militar, político y activista, era el encargado de tirar, en la Puerta de la Misericordia, el trabucazo que daría inicio a la revuelta. Asimismo, Francisco del Rosario Sánchez, abogado, político y activista, tras la ausencia de Duarte, quien se encontraba exiliado en Curazao, tomó la dirección del movimiento independentista La Trinitaria, presidiendo las reuniones del grupo y estableciendo contactos con representantes del sector social más importante de la ciudad. Los demás integrantes como Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandrino, Félix María Ruiz, José María Serra, José Nepomuceno Ravelo y Benito Gonzales, tenían otras misiones en la lucha independentista. Pero no solo fueron hombres lo que trabajaron y lucharon para que hoy nuestra República Dominicana sea libre e independiente de toda potencia extranjera, tal como lo ideó Duarte; sino que mujeres de la talla de Concepción Bona y María Trinidad Sánchez se encargaron de confeccionar nuestra hermosa Bandera. Además, Josefa Pérez de Perdomo, Manuela Diez y Rosa Duarte, de quienes la Patria recibió sus más entrañables esfuerzos. Sin olvidar a Juana de la Merced Trinidad o Juana Saltitopa, también conocida como "La Coronela", activista y militar dominicana, que tuvo una destacada participación en la Batalla del 30 de marzo de 1844 en Santiago de los Caballeros. De igual forma, Joaquina Filomena Gómez de Cova y María Baltasara de los Reyes, dieron cobijo a Duarte cuando este fue perseguido por el ejército haitiano antes de verse en la obligación de escapar del país. Gracias a todas y todos estos hombres y mujeres valientes que no dudaron un instante en dejar su vida en el camino para que hoy los dominicanos y dominicanas puedan vivir la paz, armonía, seguridad y libertad que ellos soñaron.