PALACIO DE LOS DEPORTES UNA PORQUERíA...

El Palacio de los Deportes es una vergüenza capital (eña). Inaugurada en 1974 para los Juegos Centroamericanos y del Caribe, la popular Media Naranja se ha convertido en una instalación envejecida por el paso del tiempo y el descuido de los encargados de cuidarla.El Palacio de los Deportes es una sauna gigante, con instalaciones eléctricas en el peor estado imaginable, con condiciones de higiene pésimas, sanitarios en mal estado, y con la peor acústica del país. Es por ello que para nada es recomendable la realización de ningún tipo de actividades allí, ya que originalmente fue concebido para actividades deportivas y era abierto, de modo que el aire ambiental entraba sin dificultad. Sus paredes fueron cerradas después del ciclón David, porque se dañó el tabloncillo.Todo productor que va a ser un espectáculo allí debe saber que sea como sea, pague lo que pague, está obligado a brindar un espectáculo a la altura de lo que espera el público que paga para ello. De modo que no deben haber justificantes.Por otra parte, el Ministro de Deportes sabe muy bien que esa instalación no tiene condiciones ni para un partido de dominó entre cuatro panas. Y sin embargo, lo alquilan a cifras desorbitantes, a sabiendas de que quien lo alquile tendrá que cargar con el escándalo, el desmadre y el perjuicio a cientos de personas.Para un productor hacer allí aunque sea un recital de tambora tiene que empezar por buscar medio millón de pesos, alquilar tres o cuatro plantas eléctricas capaces de soportar la carga de las luces, los instrumentos y los aires acondicionados gigantes que también deben alquilar, entre otras parafernalias. La capital -lo hemos escrito y dicho muchas veces- necesita un local de espectáculos con la calidad y la altura del mejor que existe hoy día en el país: la Gran Arena del Cibao, un orgullo de los santiagueros.Debe prohibirse la realización en el Palacio de los Deportes hasta de reuniones de dos personas. Debe ser demolido y en su lugar debe construirse una céntrica instalación que sirva para convenciones y todo tipo de espectáculos artísticos y eventos deportivos, bien moderno, automatizado, con iluminación de primera, acústica adecuada y toda la tecnología que lleva ese tipo de sitios. Los costos serán cubiertos en poco tiempo. Esa instalación debe estar bajo la égida de la Presidencia, que debe estructurar un Buró de Convenciones y Eventos, con una persona al frente que sepa de esto y que desde allí, a la vez, pueda poner en orden la caótica programación de eventos, conciertos y todo tipo de actividades que se ofrecen sobre todo en la capital. La media naranja es ya un hollejo. DIARIOLIBRE