miércoles, 16 de marzo de 2011

En salud, Vladimir Guerrero deja que su bate hable por él

SARASOTA, Florida - Recuerda muy bien aquel encabezado en el diario, las resaltadas palabras invadieron la mente del manager Felipe Alou esa mañana. Alou, entonces manager de los Expos de Montreal, no era alguien que le ponía mucha atención a lo que los diarios locales publicaban acerca de su equipo en la sección de deportes. Pero esto era diferente. Alou sabía del gran potencial de Vladimir Guerrero desde el verano de 1994, cuando Nelson Norman le dijo que tenía que ver a este jovencito dominicano que tenía jugando en la Liga de la Costa del Golfo de los Expos. "Tienes que verlo", le dijo Norman, también de origen dominicano. "Este chico no sabe poncharse". Era verdad. Alou lo vio personalmente ese día, y estuvo sentado en primera fila otra vez en septiembre de 1996, cuando Montreal finalmente ascendió a Guerrero de sucursal Doble-A. Había visto a Guerrero conectar su primer jonrón, un cañonazo en contra del cerrador de los Bravos, Mark Wohlers, por encima de la barda del jardín derecho. También vio como el jardinero novato, mientras estaba parado en la franja de advertencia, puso fuera a un corredor que trató de anotar desde la tercera base. Alou se dispuso a leer el artículo -- el cual criticaba la campaña de novato llena de lesiones de Guerrero - y se preguntó qué efecto tendría en los aficionados y en el mismo jugador. Seguro, contaba con un poderoso bate y un tremendo brazo, destacaba el artículo, pero Guerrero - quien vio acción en apenas 90 juegos en 1997 debido a un trío de lesiones - no podía permanecer en el terreno de juego. Era una gran adición pero un pelotero que no duraría mucho, predijo el diario, el cual catalogó a Guerrero como "un accidente que está por suceder". Trece años después, Guerrero - un favorito de los fanáticos - ha disfrutado una de las temporadas más prolíficas en la historia reciente de Grandes Ligas, con un promedio de bateo de por vida de .320, 436 cuadrangulares y 1,433 carreras producidas en 2,002 juegos. El toletero todavía sigue aportando a sus números -- conectando 29 jonrones y produciendo 115 carreras en 152 encuentros para Texas la temporada pasada - y parece tener grandes posibilidades de integrar el Salón de la Fama. Pero como lo dijo durante su presentación con los Orioles esta primavera, Guerrero - quien ha visto acción en al menos 140 juegos en seis de las últimas siete temporadas - no tiene prisa por llegar a Cooperstown. "Creo que todavía le quedan un par de grandes temporadas en el tanque", enfatizó Alou, ahora asistente especial con los Gigantes, acerca de Guerrero, nueve veces integrante del Juego de Estrellas y ocho veces ganador del Bate de Plata. "Es una máquina que fue hecha para pegarle a la bola. "Y para cuando todo termine, será recordado solamente por lo que hizo entre líneas". Guerrero -nacido en la pequeña población de Nizao en la costa sur de la República Dominicana-- se ha caracterizado toda su carrera por darse a notar sólo dentro del terreno de juego. "Sé que tiene algo de temperamento dentro de sí cada vez que es puesto out", manifestó Alou. "¿Pero frustrado? ¿O decepcionado? Nunca lo vi así. Respeto mucho su forma de ser, la calidad de jugador y la clase de ser humano que es". fuente MLB

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