jueves, 12 de abril de 2012

Aquí en esta pagina se sigue aprendiendo! Decir Gracias y Por Favor...se han perdido esas constumbres!


Por favor’ y ‘gracias’ no cuestan nada
Aunque es una de las bases de la educación y las buenas maneras, cada vez es más frecuente que se nos olvide pedir las cosas por favor y dar las gracias por ellas. Cuando alguien nos da paso para entrar a cualquier lugar o nos hace un favor que previamente le hemos solicitado, no recordamos el esfuerzo que supone y dejamos de lado el agradecimiento. Es solo una palabra, no cuesta nada; es, además, signo de nuestra calidad como personas, pero a veces parece que cuesta trabajo pronunciarla.Lo mismo ocurre con el “por favor” de rigor que debería acompañar a cualquier petición que formulemos, ya sea a un desconocido o a la persona más cercana.Esta mala costumbre tan extendida no tiene ningún tipo de justificación. Pone de manifiesto el egoísmo del ser humano. Lo cierto es que nos ofende muchísimo que esperemos en el ascensor al vecino antipático del tercer piso y que ni siquiera nos dé las gracias cuando bien podríamos haber subido solos sin tener que hacerle el favor de esperarlo, un gesto que, aunque pequeño, no sabe agradecernos.Nos ofenden estas actitudes indecorosas, sin embargo, es frecuente que en ocasiones nosotros también caigamos en ellas. A veces por despistados, otras por costumbre, cometemos el mismo error.Una de las razones de este desacato a la urbanidad es que parece que el resto de los humanos nos debe esa deferencia, que están en la obligación de hacernos un favor si se lo pedimos o de darnos las gracias si el favor parte de nosotros. Pero no aplicamos la misma política en caso contrario.
Es como si nuestro trabajo conllevara más esfuerzo o es más válido que el del resto.Y ahí es que digo que en esta cuestión es justo donde interfiere el orgullo.Somos capaces de distinguir enseguida que una persona es desagradecida; sin embargo, no reconocemos el error en nosotros mismos.Si quiere distinguirse por ser una persona educada, al menos por cumplir unos mínimos de educación, acostúmbrese a pronunciar, siempre que sea preciso, las dos palabras mágicas.Efectivamente no cuestan nada. Recordemos siempre que hay que ponerse en el papel del contrario.

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