viernes, 14 de septiembre de 2012

Entre la espada y la pared! La política de Obama en Oriente Medio, en una encrucijada tras los ataques

El claro apoyo que el Gobierno de Estados Unidos otorgó a las revueltas de la Primavera Árabe en 2011 entrañaba riesgos, como demuestra el largo conflicto en Siria
Washington (EE.UU.).- Las protestas antiestadounidenses que se han extendido por el mundo árabe, y que han resultado en los ataques a las legaciones diplomáticas de EEUU en Libia, Egipto y Yemen, han puesto en una encrucijada la política del presidente Barack Obama en Oriente Medio, según expertos.
El claro apoyo que el Gobierno de Estados Unidos otorgó a las revueltas de la Primavera Árabe en 2011 entrañaba riesgos, como demuestra el largo conflicto en Siria, que ha llevado a muchas voces en el país norteamericano a cuestionar la posición oficial.
Pero el momento más incómodo para Obama se produjo el martes, cuando el embajador en Libia Chris Stevens, que había sido su enviado especial a Bengasi y su enlace con los rebeldes que buscaban el fin del régimen de Muamar al Gadafi, falleció en un ataque espoleado por un vídeo antimusulmán.
Los analistas han atribuido la muerte de Stevens y otros tres estadounidenses a las escasas medidas de seguridad en un país que apenas comienza a convertirse en democracia, lo que ha indignado a una parte de la opinión pública que considera que ayudó a salvar el país con el impulso a la intervención aliada contra Gadafi.Varios congresistas han tratado de responder a esa confusión con una petición de suspender la ayuda financiera y de seguridad tanto a Libia como a Egipto, justo cuando el Gobierno estadounidense ultima los preparativos para un paquete de 1.000 millones de dólares destinado a aliviar la abultada deuda pública egipcia."Estamos hablando de gobiernos que no tienen mucha experiencia gobernando, y se encuentran en una posición muy difícil en lo que se refiere a seguridad", dijo a Efe Aaron D. Miller, un experto en Oriente Medio del Wilson Center de Washington."Pero está claro que si el Gobierno egipcio no es capaz de proteger a las instalaciones estadounidenses y a nuestra gente, no debería recibir los 1.000 millones de dólares", añadió.Sin embargo, Miller no cree que la política hacia la región vaya a cambiar sustancialmente, a no ser "que mueran estadounidenses en Egipto o en alguna otra embajada".Para Robert M. Danin, un analista del Consejo para Relaciones Exteriores (CFR), EEUU debe ser cauto en sus relaciones con países donde hay "situaciones sin precedentes", como es el caso de Egipto, que ha elegido al primer presidente islamista de su historia, Mohammed Mursi, explicó en la página web del centro de estudios.

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