Si no fuera porque uno lo ha visto reírse y bromear con sus compañeros antes de
los juegos o porque se sabe de su labor altruista en la comunidad, podría
pensarse que el panameño Mariano
Rivera no es humano.
O tal vez hay dos Marianos. Uno, el tipo amable, sonriente fuera del terreno.
Y el otro, frío, intimidante, la máquina con instinto asesino que se sube a la
lomita para poner en ridículo a los bateadores rivales. El mejor relevista de todos los tiempos, líder absoluto
con 624 salvamentos, se burla del tiempo con su cutter cada vez más imbateable.
Ya no es el lanzador que combinaba su envío cortado con rectazos de 97 millas
por hora. Su velocidad ha perdido unas cuentas millas, pero más que un pitcher, Mariano
parece un prestidigitador, un mago cuyos trucos siguen encantando a la
audiencia. Los bateadores acuden al plato como ovejas al matadero, a sabiendas de lo que
les espera: un cutter detrás de otro, bate partido y out. Apaga y vámonos. Quien vio la lesión que Rivera sufrió en el 2012, ya con 42 años en sus
costillas, difícilmente imaginó que 12 meses después el panameño estuviera de
regreso en la forma en que se presenta en cada salida al montículo. Pero el panameño, que tenía previsto retirarse después de la pasada
temporada, dejó en claro que la última imagen que dejaría en los fanáticos no
sería aquella de él llevado en andas por sus compañeros tras romperse los
ligamentos de la rodilla derecha en el Kauffman Stadium de Kansas City. ¡Volveré! Esa fue la promesa de Rivera a sus consternados seguidores y a sus
propios compañeros de los Yankees.
Y volvió. Regresó más monstruo aún. Más temible e intimidante. Habría que preguntarle a un bateador visitante que se siente al escuchar en
el Yankee Stadium los acordes de Enter Sandman, de Metallica, que anuncian la
entrada de Mariano Rivera al juego. Quizás ese hombre podría darnos una de las descripciones más cercanas del
concepto miedo. A fallar, a quedar en ridículo. En el 2013, Mariano ha vuelto a sus orígenes de perfección, como cuando pasó
seis temporadas entre 1996 y el 2001 sin desperdiciar una sola oportunidad de
salvamento. Hasta el momento, ha rescatado 16 partidos en igual cantidad de ocasiones y
de mantener ese paso, llegaría a 65 salvamentos en la campaña, tres más de los
62 que consiguió Francisco
Rodriguez en el 2008, récord para una temporada. Por lo pronto, se encamina hacia el premio Retorno del Año de la Liga
Americana, a pesar de que incluso dentro de los Yankees hay otro candidato de
peso como Vernon
Wells, quien ha relanzado su carrera tras haber sido descartado por los
Angelinos de Los Angeles. Nadie duda que Mariano Rivera terminará inmortalizado en el Salón de la Fama
de Cooperstown. Pero la pregunta que muchos se hacen es si el panameño dirá adiós después de
esta temporada o si debe, dado el dominio que continúa ejerciendo sobre los
rivales, exprimir su talento hasta el máximo y llevar aún más lejos el récord
absoluto de juegos salvados, hasta un límite inalcanzable para los mortales
comunes.
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