
FORTALEZA, Brasil -- Una prueba más. Ya no es el Brasil del alarido. Ya no es
el Brasil del embeleso. Es el Brasil del bostezo. Es el Brasil de los espasmos.
Es el Brasil del esfuerzo mínimo por el logro máximo. Y con eso le alcanza a Brasil. Este miércoles le puso de firma 2-0, y le
entregó prácticamente el certificado de defunción a México en la Copa
Confederaciones. El Tri aún debe enfrentar a Japón este sábado, en un trámite tan ocioso, como
oficioso. El diploma del menos peor del Grupo A, no cura heridas aunque pueda
engañar a tontos deseosos de ser engañados y que son, masoquistas de cuño
propio, mártires del autoengaño. Brasil simplifica el esfuerzo. Juega a los límites de la comodidad. Hiere de
muerte a sus víctimas, y las deja desangrarse. No gusta de masacres, pero
tampoco de compasión. El primer gol lleva la eutanasia incluida.
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