“El Sol de México” inició en La Romana su gira por Latinoamérica (EFE )
Pocos artistas internacionales del siglo XX aún conservan el brío y las cualidades que le dieron a conocer en los mejores momentos de sus carreras.Aunque su energía en escena no tiene la misma intensidad, porque los años “pasan, pesan y pisan”, Luis Miguel conserva el toque mágico que hace que sus propuestas sean tan buenas como siempre.El afamado “Sol de México” volvió a abarrotar por completo el místico escenario de Altos de Chavón, como en su primera vez, en el año 2002. En esta ocasión regresó al país de la mano de una debutante empresaria del showbiz, Luz García y su empresa A1 Productions.Vestido de traje negro y corbata negra con rayas blancas y camisa blanca, y una sonrisa en el rostro que lo decía todo, la gran estrella de la noche salió a escena a las 9:30 p.m., acompañado de 11 músicos, para ofrecer un recital con altura, ante un público eufórico que lo acompañó en cada uno de los temas interpretados.A medida que el concierto comenzaba a tomar impulso, la ovación colectiva era tan intensa que el mismo Luis Miguel tenía que dejar de cantar debido a la acogida de sus temas, que se han mantenido en el gusto de sus seguidores a nivel mundial.Canciones como “Hasta que me olvides”, “No sé tú”, “Historia de un Amor”, “Suave”, “Sol, Arena y Mar”, “La puerta se cerró”, “Se te olvida”, “Esa niña”, “Un hombre busca una mujer” y “Amarte es un placer” formaron parte del exquisito repertorio que disfrutó de principio a fin la multitud, que abarrotó por completo el escenario. El cantautor, una de las figuras latinoamericanas de mayor popularidad y arrastre, se hizo sentir en cada uno de los más de 20 temas que durante una hora y media retumbaron en el escenario, sustentado por un sonido impecable que mantuvo la nitidez de su voz y cada nota de los instrumentos que tocó su extraordinaria orquesta.
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