Si tu vida está marcada por un estrés que, de momento, te es imposible gestionar, habrás notado que tus digestiones han empeorado. Son más pesadas, dolorosas, o puede que tu metabolismo haya cambiado y que estés empezando a ganar peso o incluso a perderlo.
¿Qué podemos hacer? El estrés altera muchas de nuestras funciones básicas y el impacto de hormonas como el cortisol y la adrenalina también suelen ocasionar problemas a nuestras digestiones. ¿Qué te parece si hoy aprendemos una serie de pautas para mejorarlas? Toma nota, mediante estas sencillas estrategias te sentirás mejor, pero recuerda siempre que lo esencial es afrontar adecuadamente estas situaciones estresantes.
1. Comer menos, más veces al día
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Vamos a empezar por limitar las cantidades que ponemos en nuestros platos. De este modo, nos obligaremos a masticar despacio y a salivar, dos procesos esenciales para que los alimentos se digieran mejor. Si aportamos a nuestro estómago cantidades más pequeñas de comida, sintetizaremos óptimamente los nutrientes.
A su vez, compensaremos estas pequeñas cantidades estableciendo 6 momentos al día para comer: el desayuno, un pequeño tentempié, la comida del mediodía, una merienda, la cena y alguna bebida para antes de acostarnos. Ten en cuenta, además, que es importante que no te saltes ninguna comida, en especial tu desayuno o tu cena.
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