Washington, (EFE).- Estados Unidos evitó, en el último minuto, las temidas consecuencias del llamado "precipicio fiscal", con un acuerdo bipartidista que aumentará los ingresos del estado pero que aplaza las decisiones más difíciles sobre la reducción del gasto público y la deuda. Por primera vez en veinte años, el Congreso estadounidense autorizó finalmente con el apoyo de ambos partidos una subida de impuestos para los más ricos. Al mismo tiempo, el Legislativo convirtió en permanentes, para la inmensa mayoría de los estadounidenses, las rebajas fiscales introducidas hace una década por el presidente republicano George W. Bush. Leer Más
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