Lejos de la platea del espectáculo, Martha Heredia, la otrora “muchachita” de zarcillo en la nariz, que en el 2009 hizo viajar las oraciones dominicanas desde el Caribe hasta Buenos Aires, amaneció en una silla de la cárcel preventiva del Palacio de Justicia de Santiago. Sus manos, las que tantas manos y micrófonos han estrechado, se mantienen atadas por la fuerza y el acero de un par de esposas.
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